Cómo enfrentarse a un grupo de whatsapp tormentoso

Noticias
Fuente

Los sistemas de comunicación digital agrupados bajo el modelo de las redes sociales o mediante las apps de mensajería instantánea han creado en los seres humanos una sensación de sofoco inmanejable. Abruma todo ese ruido sin digerir, desde tantos lugares distintos, absolutamente difuso y desinhibido. Las fuentes de estrés se han multiplicado, y una de las que más aprietan son los dichosos grupos de whatsapp, de los que apenas podemos librarnos. Nadie nos enseñó a relacionarnos en grupos virtuales de treinta personas, donde todo está permitido salvo la deserción.

Con semejante cantidad de estímulos, hoy más que nunca es de vital importancia que los seres humanos aprendamos sobre nosotros mismos, para así poder sacar el mayor rendimiento a las herramientas que los avances tecnológicos ponen a nuestra disposición. Madurar emocionalmente es la clave; si dejamos ese camino por recorrer, las tecnologías, en lugar de ser bienvenidas, acabarán siendo rechazadas como un órgano en mal estado y el ser humano seguirá instalado en el sufrimiento.

La pregunta –que debimos hacernos en su día– es: ¿está la sociedad preparada para el whatsapp? Han pasado ya 9 años desde su lanzamiento y la respuesta es: no del todo. Las emociones tóxicas que afloran más a menudo de entre los miembros que conforman estos grupos son la indignación, la ira, el desprecio, la frustración, el rechazo, el sufrimiento y el dolor. Un dolor completamente inadvertido.

Al grupo de whatsapp solemos entrar como el bebé que acude por primera vez a la guardería. Entra feliz. Solo percibe un lugar de diversión, más bebés y un puñado grande de juguetes. Está rodeado de buenas promesas y, por detrás, sus padres le animan a que las disfrute. Pero de repente se gira y las personas más importantes de su vida ya no están, no las ve, no las encuentra; está solo y se siente abandonado. Después, esa primera decepción desaparece con la certeza de que no hay tal abandono y con la posibilidad de aprender cosas que los padres no pueden enseñar. El grupo de whatsapp es algo así: te puedes retroalimentar con la frustración de lo que falta o utilizarlo para aprender, descubrir y crear.

Antes de aprender a huir de un grupo de whatsapp incómodo, conviene detectar qué emociones hacen que no nos sintamos a gusto en él. El miedo que sentimos cuando creemos que debemos estar en un grupo y no cuentan con nosotros, o cuentan a regañadientes. El rechazo que sentimos cuando enviamos una foto o un vídeo y nadie hace ningún comentario, o el enfado cuando otra persona envía una foto y todo el mundo le presta la atención que a nosotros se nos negó. Luego, por contraste, destaca la alegría sentida al enviar algo divertido sin reparar demasiado en ello, o contestando –y dejando de hacerlo– cuando lo consideramos oportuno. Al margen de cualquier autopresión.

Si después de identificar nuestros sentimientos negativos no conseguimos enjuagarlos dentro del grupo, siempre tenemos la opción de escapar. Parece un tabú moderno, pero el grupo de whatsapp debe ser un canal de comunicación, no una cárcel. Ocurre sobre todo en los grupos familiares que surgen roces y se genera malestar a partir de aparentes nimiedades. Alguien dice que no tiene dinero para ayudar al padre o la madre pero a las tres semanas envía una foto de sus vacaciones ‘todo incluido’ en Punta Cana. A veces un simple comentario puede fastidiar y todo el mundo piensa en irse del grupo, pero nadie lo hace. Si queremos salirnos, ¿cómo podemos hacerlo?

Partiendo de la idea de que es muy complicado irse de un grupo obligado sin ofender a alguno de los presentes, la mejor opción pasa por decir: “Voy a descansar de todos los grupos de whatsapp por una temporada. Desconexión total. Nos hablamos en persona”. A partir de aquí, crea un grupo con las personas de más confianza. Prueba a crear un grupo pequeño y aumentarlo poco a poco, si funciona, sigue hasta que empiece a generarte más estrés. Entonces, con la experiencia previa de haber dejado otros grupos, no te costará tanto salirte. Hay que utilizar la valentía y superar el miedo –irreal– a quedarte solo fuera de esos grupos.

Tal vez de este modo evitemos muchos problemas con familiares, amigos o conocidos que surgen a raíz de una discusión tonta en un grupo debido, en parte, a la falta de matices en ese tipo de comunicación. Cada persona a de mirar si el grupo le hace bien o, por el contrario, le saca lo peor de sí. De nuevo: no es ninguna obligación; partamos de ahí. Quedémonos en los grupos que nos hagan sentir bien, vayámonos de los que nos hagan sentir mal y creemos los grupos en los que de verdad nos apetezca estar. Agarremos el timón frente al ruido torrencial de los grupos de whatsapp.

Por: Carmen Sánchez, CEO de Intelema

Publicidad