Si hay alguien con solera elianera en el pueblo, ese es Andrés Andrés Coll. Nieto y bisnieto de elianeros, Andrés Andrés Coll, es el cuarto de los cinco hermanos hijos del tío Calet, junto con Conchín, Ricardo, Juan y Enrique, integrado en aquella saga de “fusters” y de la carpintería que durante muchos años funcionó a espaldas de la casa que le vio nacer, en la calle Mayor, Nº 31 de l’Eliana, el dos de febrero de 1953, día de la Candelaria. Una carpintería familiar, que llevaban su padre y su tío, y que con el paso de los años, se trasladaría de sitio y se transformaría en lo que hoy todos conocemos como Cocinas Andrés.
Cocinas Andrés es una empresa especializada en la fabricación e instalación de muebles de cocina, a la que cientos de vecinos de l’Eliana, la comarca, y también de Valencia hemos acudido para reformar la nuestra, o para que nos hiciera una nueva en casa. El establecimiento es un clásico vinculado siempre a l’Eliana, que a pesar de los años transcurridos, los avatares de la crisis económica y de la competencia, sigue en pié con Andrés Andrés Coll todavía al timón.
Sonriente y afable, Andrés Andrés Coll nos recibe en su despacho de la fábrica familiar, dispuesto a contarnos cosas de él, de su familia y de su pueblo.
¿Cómo recuerdas l’Eliana de tu niñez Andrés?
Era l’Eliana de la C/ Major, donde vivía, y de la de carpintería familiar que estaba detrás en la calle Marqués de Cáceres. Una Eliana pequeña – no habría más de 600 personas en el casco urbano -. Cuando era muy pequeño, tendría 6 o 7 años, me fui a Francia junto con mis tíos. Me reencontré unos años después con mi pueblo cuando era a un chaval de 11 o 12 años. Era una Eliana ya emprendedora, pero en la que todavía podías dejar la llave en la puerta y jugar en la calle hasta las tantas y recogerte en la casa de cualquier vecino o vecina. Un pueblo tranquilo, sin perder ese halo especial que siempre ha tenido. Yo tengo muy gratos recuerdos de aquella Eliana, que engendraba ya dentro la semilla de lo que es hoy. Un pueblo abierto, solidario, acogedor con una idiosincrasia particular y diferente de los otros pueblos de la comarca del que me siento muy orgulloso de pertenecer.
¿Toda tu familia proviene de l'Eliana?
Pues sí. Casi toda. Mis abuelos y mis padres son de l’Eliana, al igual que mis hermanos, mi mujer y mis hijos. Mi abuelo por parte de padre fue el hombre de confianza del Marqués de Cáceres en sus tiempos. Y mi padre, junto con la ayuda de otras personas, a las que tengo que reconocer de manera obligada, como el General Pastor, hizo posible la segregación de l’Eliana de la Pobla de Vallbona, a finales de los años 50. Gracias a su intervención y una carta, l'Eliana se independizó en plena dictadura franquista. Mi familia formó parte de esa misión para los tiempos casi imposible.
¿Cuando regresaste de Francia, estudiaste aquí en l’Eliana?
Sí. Aunque los años pasados en Francia me marcaron mucho. Aprendí primero a leer y a escribir en francés que en castellano, mientras en casa hablábamos valenciano. Luego fui a la desaparecida Academia Muñoz y después hice el bachiller elemental y superior en Llíria. Era lo que tocaba. Era un buen estudiante y estudié muchos años con beca.
¿Cuándo empezaste a trabajar en Cocinas Andrés?
A diferencia de mis hermanos que lo hicieron antes, yo empecé con 18 años. Terminé los estudios y empecé en la carpintería de Marqués de Cáceres. Todavía no era Cocinas Andrés. Empecé con mis hermanos Juan y Ricardo. También teníamos campos y huertos como casi todos los vecinos de antes, pero l’Eliana dejó de ser un pueblo labrador con la llegada del turismo y nos hemos ido adaptando. Luego vino la especialización, empezamos a hacer muebles de cocina y la fábrica se trasladó aquí, donde ahora está. Mucha agua ha llovido desde entonces.
Estás casado con María Peiró, eres padre de tres hijos, uno trabaja contigo en la fábrica, Andrés. Marta, arquitecta, está en el Ayuntamiento como concejala, y Juan, el más pequeño, está como directivo de una empresa en Alemania. ¿Qué significa la familia para ti?
La familia es todo. Y puedo presumir de tener una gran familia. María es una mujer maravillosa. Una caña de mujer. Tiene el mejor carácter del mundo. Con ella llevo más de 40 años y los que quedan. Mis hijos han tomado su rumbo y estoy muy orgulloso de todos y cada uno de ellos. Han sido educados con sentido de familia y como todos nosotros muy vinculados con nuestro pueblo.
Hablas de un sentido de pertenencia a l’Eliana muy arraigado ¿Cómo lo defines?
Bueno yo sólo he salido de l’Eliana para viajar algo que me encanta. Pero aquí está y ha estado mi trabajo desde siempre y también de mis padres y abuelos. Aquí está mi casa y mi familia. Nunca se me ocurrió salir de aquí ni montar una empresa fuera. Cuando salgo del pueblo y vuelvo, aunque sea por un rato corto, lo primero que hago sea verano o invierno, es bajar la ventanilla cuando entro en el pueblo. Respiro y huelo l’Eliana y soy feliz..
Además vives las tradiciones del pueblo…
Algunas más que otras. He sido festero, clavario y fallero consorte. Me gusta la fiesta pero también la tranquilidad. Y en otro orden de cosas también me gusta trabajar para mi pueblo. El barranco del Mandor y la Torre del Virrey son mis sitios favoritos de l’Eliana por donde me gusta pasear.
¿Qué tiene l’Eliana para que te guste tanto y qué significa este pueblo para ti?
L’Eliana es un pueblo importante y diferente. Tiene una forma de ser particular. Un carácter que la diferencia. Una idiosincrasia que lo hace abierto. Esto es posible por sus gentes, las familias, los amigos. L’Eliana es una ciudad con un gran corazón en donde uno se siente libre.