¿Pero en qué estaban pensando en Esquerra Unida, o sus dirigentes, cuando decidieron juntarse con la Sra. Montaner de Compromís para las recientes elecciones municipales?
¿Que no recordaban que, en días parecidos a los actuales, tras las elecciones del 2015, la Sra. Montaner, con sus dos concejalías de entonces, exigió al PSOE que EU no participara en las negociaciones para formar el equipo de gobierno?
Y que cuando Compromis exigió unas condiciones leoninas que el PSOE no quiso aceptar y se pasó a la oposición, tuvo que ser la propia EU, marginada pocos días antes, quien viniera a apuntalar el gobierno progresista?
Quizá tampoco recordaban que, entre otros muchos rifirrafes en los plenos, motivados por haberle estropeado la maniobra, la concejala Montaner acusó al concejal Lorente de EU de falsear las cuentas de una Semana de la Mujer, acusación que resultó ser rotundamente falsa.
O, a lo mejor, habían borrado de su memoria el que ellos mismos denominaron el Pacto del Virrey, a mitad de esa legislatura, mediante el cual, la Sra. Montaner, arrepentida de su decisión anterior, negoció con el PSOE - siempre a espaldas de EU - para entrar en el equipo de gobierno, arrebatándole así su posición consolidadora de la mayoría progresista y, de paso, asegurándose unos muy jugosos ingresos como concejala con casi plena dedicación, aunque escasas responsabilidades. Y que esa maniobra supuso una afrenta de tal tenor que justificó la dimisión de Lorente del equipo de gobierno y su pase a la oposición.
Seguramente debió quedar en algún cajón del olvido que la concejala Montaner tiró por la borda todo el trabajo desarrollado previamente por Lorente en la Concejalía de Igualdad, despreciando su Plan de Igualdad municipal pero siendo incapaz de alumbrar durante todo un año, otro, simplemente para el personal del ayuntamiento.
Y para no seguir con más malos rollos, igual no cayeron en la cuenta de que las principales representantes de EU se juntaron con ella, a comienzos de esta pasada legislatura , en una asociación fantasma, denominada Empodera’t de la que no se conoce en el pueblo ninguna actividad, como no sea de coartada para el postureo feminista de la Sra. Montaner. O que para el otro postureo, el ecológico/ambiental, la Sra. Montaner tiene el dudoso mérito, que pronto será noticia, de haber sido expulsada del Consejo de Sostenibilidad de l’Eliana por no haber aparecido jamás por allí en el transcurso de todo un año, probablemente acuciada por la necesidad, tantas veces esgrimida, de conciliar.
Así que, con estos antecedentes, salvo tremenda ofuscación de la memoria, no se comprende que en Esquerra Unida se sorprendan ahora de que la representante de Compromís los haya traicionado a las primeras de cambio. Medio pueblo apostaba, no a lo que podría pasar, que eso ya lo sabíamos todos, sino simplemente al tiempo que tardarían. Ya lo han visto. Han nacido muertos.
El problema es que todo este embrollo no sólo los deja, a ella como lo que es, y a ellos como ingenuos políticos, sino que afecta a toda la izquierda porque pone de nuevo sobre la mesa el historial de desunión, rupturas y desavenencias que lamentablemente la persiguen.
Y peor todavía, sobre el viento de esperanza que para el conjunto de la nación puede despertar la coalición SUMAR en las próximas elecciones generales en nuestro pueblo después de que esta gente haya utilizado fraudulentamente, sin el más mínimo recato ni miramiento, su marca en las municipales.
En mi opinión, el, la o los responsables en Esquerra Unida de esta cohorte de desaguisados deberían dimitir y permitir que en el grupo entre savia nueva. Si la hay.
Germán López-Guitián