Una niña de l'Eliana es la primera en ser bautizada en tiempos de coronavirus y estado de alarma

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Una niña de la l'Eliana, Carlota, ha sido la protagonista de este  primer bautizo que ha tenido lugar en Valencia después de dos meses y medio d econfinamieto en pleno estado de alarma.

Una situación que obligó durante este plazo a la anulación de un centenar de ellos, entre los que se encontraba también el de la pequeña de nuestro pueblo que estaba previsto para el sábado 14 de marzo.

La ceremonia religiosa se ofició el pasado sábado, 23 de mayo, en la emblemática Iglesia de San Esteban, lugar elegido cada año por cientos de familias valencianas para la administración de este sacramento, ya que en ella se custodia la pila bautismal de San Vicente Ferrer.

Tanto para la familia como para el Párroco se ha tratado de un bautizo muy especial por varios motivos: por ser el primer bautizo celebrado tras el confinamiento, por ser el recinto religioso de San Esteb,n en el que se encuentra albergada la reconocida pila bautismal de San Vicente Ferrer, y porque además, tan sólo hace unas semanas, el pasado 1 de mayo,  tristemente faltó de la Iglesia su apreciado párroco durante dos décadas, Don Víctor Arias.

A pesar de las medidas restrictivas por la pandemia, Patricia Giner López, madre de Carlota, ha destacado la emoción que significó para ella y su familia este pasado sábado: "Por fin “mi hija tomó el sacramento del Bautismo para iniciarse en la vida cristiana, algo que tuvimos que posponer por diferentes motivos. Haberla bautizado ha sido muy importante para todos nosotros.  Además explicó "que la madrina asistió al bautizo de forma virtual a través de un I-Pad, ya que al residir en un municipio alicantino y estar todavía en fase 1, no podía moverse de la provincia" .  

El bautizo se celebró siguiendo las medidas de prevención establecidas en la Archidiócesis, según las normas de la Conferencia Episcopal Española, por tanto, en la celebración sólo podían participar diez personas, incluyendo al sacerdote, y los familiares o amigos presentes. Tanto ellos como la niña tuvieron que utilizar mascarillas y mantener la distancia de seguridad, usando el rito breve.

Como curiosidad el agua bautismal se extrajo de la pila de san Vicente Ferrer y se derramó sobre la cabeza de Carlota, de forma que cayese  en otra pila pequeña adyacente, para que no retornara al mismo sitio el agua utilizada. En lo que respecta a la unción del crisma se utilizó un bastoncillo de algodón de un solo uso, que fue incinerado al terminar la celebración. 

 

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