Calle Xàtiva, 18 de marzo, Valencia en su máxima plenitud, cada 25 metros podías tropezar con algún artista callejero tratando de ganarse la vida, mis hijos asombrados repetían la atemporal frase de "mira papá, mira papá", decidimos premiar el trabajo a varios de ellos, mi hija no termina de tener claro donde echarle las monedas a la chica que nos muestra su arte plasmado sobre el propio asfalto, ella percatándose de la situación suelta las tizas de colores y dirigiéndose a nosotros con una sonrisa y naturalidad abrumadora nos cuenta que no tiene ningún recipiente para las monedas porque mientras pinta se las roban.
No sólo los niños se quedaron sin saber que decir. Esto es sólo un ejemplo más de la realidad de hoy...me parece imposible no reflexionar ante estas cosas, y por qué no...? Atreverse y dar el primer paso por pequeño que sea para cambiar algo, comprobar cómo un sencillo buen acto puede influir positivamente en otra persona, poner en marcha una especie de cadena de favores.
Al final resulta que tú eres la única persona de la cual depende tu propia felicidad, y nos empeñamos demasiadas veces en ceder el poder a los demás de manejar nuestra actitud o nuestra propia sonrisa.
La realidad es que no podemos elegir siempre lo que queremos o nos gustaría, pero si podemos decidir con quien intentar alcanzarlo y con qué actitud afrontarlo, de este modo te aseguro que sólo el camino ya habrá válido la pena.