Utilizar correctamente los términos SÍ importa

Parle Vosté
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Hace tiempo que ha surgido en el vocabulario común el término violencia intrafamiliar con el fin de convencer que es un término sinónimo de violencia de género, término acuñado y consolidado por las normas internacionales, nacionales y autonómicas actuales.

Una de las manifestaciones más recientes de utilización de este término la encontramos en el acuerdo de gobierno entre el PP y Vox donde uno de los puntos es la tramitación de una ley sobre violencia intrafamiliar.

Pero, ¿a qué dicen referirse cuando hablan de violencia intrafamiliar?. Según argumentan se trata de la violencia que se produce en el seno de la familia. Pero realmente, ¿qué tipo de violencia es ésta?. ¿A qué violencia se refiere?. ¿A la ejercida sobre la infancia?. ¿La ejercida sobre la mujer?. ¿Sobre los mayores o diversos funcionales?.

Realmente, ¿qué se persigue con la utilización de este término?. Lo que se pretende es invisibilizar las diferentes formas de violencia que se ejercen y sobre todo invisibilizar la violencia ejercida sobre las mujeres, la violencia de género, la violencia machista que además se ejerce tanto dentro como fuera del seno familiar y se ejerce tanto directa como indirectamente sobre las mujeres. Y es que utilizar los términos correcta y precisamente importa y mucho.

¿Acaso la muerte de Jordi de 11 años en Sueca por su padre es violencia intrafamiliar?. ¿Qué nos indica esa calificación?. Nada en absoluto. La muerte de este niño en manos de su progenitor debe calificarse como 'violencia vicaria', la violencia ejercida sobre sus seres queridos para herirla a la madre, probablemente la manifestación más cruel de violencia machista a la que nos vemos sometidas las mujeres en una sociedad aún demasiado dormida, permisiva y tolerante socialmente ante las violencias que sufrimos. Nos matan en vida a través de nuestros seres más queridos nuestros hijos. La violencia vicaria cuenta con la complicidad de la sociedad que duda de la palabra de la mujer cuando muestra sus recelos, las mujeres nos vemos continuamente cuestionadas en nuestras opiniones y por eso, en demasiadas ocasiones ya, la solución llega demasiado tarde.

En efecto, desde que en 2013 empezó a contabilizarse la violencia vicaria más de 40 niñas y niños han sido asesinados por sus padres biológicos, parejas o exparejas de la madre. No podemos permitir que este tipo de violencia ni el resto de las violencias ejercidas sobre las mujeres.

Y no es solo es cuestión de terminología, hay que cambiar las normas y el funcionamiento de las distintas instituciones para erradicar las diferentes formas de violencia sobre las mujeres. Debe existir una continua y permanente comunicación entre los distintos agentes que intervienen en los casos de violencia de género para que no se exponga la integridad y la vida de las mujeres y sus seres queridos. Y no caben medias tintas, ni andarse con paños calientes, ni eufemismos de salón.

La prostitución, la trata, el acoso sexual y por razón de sexo, la brecha salarial, la agresión sexual fuera y dentro de las relaciones de pareja, los golpes, la destrucción moral, las humillaciones, las torturas, las mutilaciones genitales y la violencia vicaria son ejemplos de violencia de género, que deben seguir siendo visibilizadas por su nombre para conseguir la concienciación en la sociedad de que nos encontramos ante manifestaciones contrarias a los derechos humanos que deben ser erradicadas, y por consiguiente, no deben enmascarase en un pretendido ámbito familiar que nos colocaría ante un imaginario de cierta privacidad y de opacidad cuya consecuencia inmediata seria la invisibilidad de esta vulneración de los derechos. Sería tanto como negar la existencia misma de la violencia machista. Algo inaceptable si queremos seguir trabajando por vivir y sobrevivir en una sociedad igualitaria, justa y radicalmente democrática.

Pura Peris.

Asociación Lliures.