El fútbol para mí es un disfrute sociológico y yo lo amo más por lo que se vive en la grada que por lo que pasa en el campo. Me interesa más la pasión que los resultados”.
Carles de Borja no nació en L’Eliana. Tampoco lleva viviendo toda la vida en este pueblo, ni siquiera llegó hasta aquí para veranear. Carles de Borja es de la ciudad de Barcelona, más concretamente del barrio de Gracia. Un barrio que él define con identidad propia, casi subversiva por lo avanzado de sus gentes y cuyas fiestas son tan importantes o casi más que las de La Mercè de la ciudad. Carles de Borja es de L’Eliana por amor. Su mujer, Pilar Aguilar, auténtica hija de L’Eliana, fue la razón por la que este joven catalán de 36 años aterrizó en el pueblo del que confiesa le enamoró casi tanto como ella y en el que se siente perfectamente acogido e integrado. Carles actualmente es el responsable del Restaurante Cafetería ‘El Parque’ en el Centro Sociocultural. Pero además de trabajar en el pueblo, vivir en pleno barrio de Les Casetes, Carles es tan fallero como el que más en su falla, la de la Verge del Carme y también forma parte activa de la Penya del Coet Bufat con la que disfruta especialmente. Carles es pues un Elianero por decisión propia, totalmente integrado en lo que él considera un municipio sin igual. “Cuando uno va a un sitio diferente al suyo yo creo que su obligación es adaptarse y ser agradecido y por eso me involucro en todo lo que tenga que ver con el pueblo y disfruto de todas las actividades”. Si por algo también es conocido Carles es por ser el presidente de la Penya Barcelonista de L’Eliana. Lleva el F.C. Barcelona en la sangre, es casi como una herencia familiar que pasó de su abuelo a su padre y de su padre a él. “El fútbol para mí es un disfrute sociológico y yo lo amo más por lo que se vive en la grada que por lo que pasa en el campo. Me interesa más la pasión que los resultados”. Para Carles el Barça es una forma de vida, “es un club de sus socios y no de unos accionistas. Con 190.000 miembros es la única formación por la que pagan todos sus miembros y sólo la mitad de ellos pueden ir al campo. Es decir, que pagan sólo por apoyar a su equipo. Esto es una filosofía de vida, de entender el fútbol”, comenta mientras la ilusión lo desborda. Mientras le entrevistamos descubrimos, casi enseguida, a su otro verdadero amor: la pequeña Laia de tan sólo 13 meses. “Esto que siento por mi hija es indescriptible. Es ese sentimiento que te inunda y que te ata. Laia es para mí L’Eliana. Siempre perteneceré a este pueblo por ella”.