L'Eliana es un sitio donde hay calidad de vida, donde encuentro paz y tranquilidad, donde siento la calidad de su gente y donde mis hijas han disfrutado y disfrutan de su juventud. ¡No la cambio por nada!
Ani Giménez – más conocida como Ani Tebar en el mundo artístico -vive en L’Eliana desde hace más de 20 años. Su marido, Vicente Villar, siempre presume de esposa ante los presentes y les cuenta aquello de…”¿Sabes que yo a mi Ani la conocí en un escenario? ¡Ella era bailarina y yo iba siempre a verla cuando actuaba!”. Ani sonríe al contarle la anécdota y tímidamente me dice “es que a Vicente le encanta contar esa historia”. Ani Giménez nació en el barrio de San Luís en la ciudad de Valencia, es la menor de ocho hermanos y aunque es menudita, muy tranquil y dulce en el hablar, dentro de ella hay mucha fuerza, perseveración y ganas de conseguir aquello en lo que cree. “Recuerdo que de pequeña lo que más me gustaba era bailar aunque la verdad es que nunca tuve ni tiempo ni dinero para dar clases así que lo hacía yo sola fijándome en los demás y con el ritmo de la música”, explica. Al terminar los estudios estuvo un tiempo trabajando de peluquera hasta que su hermana mayor le dijo que en la sala de fiestas Belle Epoque de Valencia, buscaban a chicas para trabajar como costureras del vestuario de los espectáculos que allí se producían. “Me volví loca porque iba a trabajar, aunque no fuera de bailarina, en un lugar que me encantaba. Estuve de costurera un tiempo y luego unos dos años en el guardarropía del local hasta que llegó mi oportunidad”, afirma con una sonrisa. “Las bailarinas de Belle Epoque tenían técnica, medían 1,70 y llamaban mucho la atención. Yo no soy tan alta y además no tenía técnica pero me sabía todas las coreografías de pe a pa porque al terminar el trabajo iba a casa e imitaba todo lo que había visto de ellas durante los ensayos”. Un día una de las bailarinas se puso enferma y no podía actuar en el show. “Yo les dije que me sabía la coreografía y que si querían podía sustituirla y así empecé a bailar en Belle Epoque”. Miguel Brass, maestro de ceremonias de Belle Epoque, fue su apoyo más grande y fue él quien la animó a seguir adelante cuando se montó otra sala de fiestas llamada Le Paradise. “Me escogió como una de las bailarinas principales y estuvo conmigo desde el principio”, recuerda Ani. “Aprendí mucho de los compañeros, de los coreógrafos, me machaqué mucho para conseguir lo que otros ya tenían y todo porque me encantaba bailar”. La casualidad y el auge de la noche ochentera hizo que Ani volviera a Belle Epoque, donde estuvo trabajando durante ocho años de su vida. “Hacíamos todo tipo de espectáculos como Hello Dolly, Cabaret, Fama, Chorus Line…y un largo etcétera. Estaban muy bien considerados y todas las estrellas de la época acababan allí para tomarse la última copa de las veladas valencianas. Allí coincidí con Lina Morgan, Lola Herrera, Concha Velasco… “. En esos años, Vicente Villar, su actual marido iba a verla y quedó prendado de su belleza y de sus dotes como bailarina “me mandaba mensajes con algunos compañeros para que quedara con él pero se lo puse difícil porque no me fiaba”, dice riendo. Tras el cierre de Belle Epoque Ani vio otra oportunidad en la televisión, esta vez como azafata y bailarina en el programa -del desaparecido y muy querido Monleón - ‘El show de Joan Monleon’ de Canal 9. “Pasé del contacto directo con el público a un escenario que me resultaba muy frio porque no estaba familiarizada con las cámaras ni con los focos, así que ser una ‘monleoneta’ también fue un aprendizaje y una nueva experiencia para mi. Le debo mucho a Joan porque me ayudó siempre y con todo el cariño del mundo a desenvolverme en un plató de televisión”. En esta época nacieron sus dos hijas – Ana y Natalia – con apenas dos años de diferencia y también fue el momento en el que nos trasladamos a L’Eliana y esta se convirtió en nuestro pueblo. “Si había algo que me gustaba más que bailar era ser mamá, me dediqué a ellas por completo mientras trabajaba al mismo tiempo hasta que se canceló el programa. En L’Eliana formamos nuestro hogar. Heredamos la casa de los padres de Vicente donde él había pasado los veranos de niño. Mis hijas nacieron aquí por eso L’Eliana es su casa”, explica. Ana y Natalia, de alguna manera han seguido sus pasos, las dos bailan y actúan y aunque la pequeña todavía se lo está pensando, la mayor ya ha encaminado sus estudios al arte dramático. Ambas han formado parte del grupo de teatro del IES L’Eliana donde Ani también colaboró como ayudante de la directora Rosa Gavara. “Es algo que me gusta mucho y si estaba con mis hijas pues aún lo disfrutaba más”. afirma. En la actualidad Ani trabaja como responsable del comedor del colegio L'Olivera y aunque ahora mismo no se dedica el baile nos cuenta que su asignatura pendiente es aprender a bailar bien baile español. Para despedirnos le hacemos la pregunta de rigor. ¿Ani qué es para ti L’Eliana? “Es un sitio que me encanta para vivir, donde hay calidad de vida, donde encuentro paz y tranquilidad, donde siento la calidad de su gente y donde mis hijas han disfrutado y disfrutan de su juventud. ¡No la cambio por nada!