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"Soy un niño robado"

El elianero Vicente Martínez asegura que fue vendido por 200.000 pesetas hace 41 años


Vicente Martínez, de 41 años, afirma que es un niño robado. Según llegaron a reconocerle sus padres en 1972 , éstos pagaron por él alrededor de 200.000 pesetas a un médico de una clínica de Valencia. En el supuesto acuerdo intervinieron dos religiosos, un sacerdote y una monja que hicieron de intermediarios. Según comenta el afectado, encontrar a su familia biológica se ha converrtido en un verdadero quebradero de cabeza ya que no consta ninguna partida de adopción en la que figure alguna seña de identidad de los que serían al parecer sus padres biológicos. Además explica que, absolutamente todas las personas que conocen su historia se niegan a contarle más. A pesar de que las pocas pistas le conducen a un callejón sin salida, Vicente no pierde la esperanza y lucha día a día, por llegar a conocer, las que él cree, son sus verdaderas raíces.


Vicente, ¿Cómo te enteraste de que no eras hijo de tus padres?

Hacía años que tenía sospechas por la relación con mis padres que siempre ha sido algo distante. Nunca he visto una foto de mi madre embarazada y siempre he notado que ella tenía una especie de relación ambivalente conmigo. En una ocasión en las fiestas de L’Eliana escuché a unas vecinas hablando del tema y comentando que yo no era hijo de mis padres. Fue entonces cuando empecé a indagar y a documentarme sobre mi nacimiento.

¿Qué fue lo que hiciste?

Con mis padres la relación llegó a ser nula. Mi familia “adoptiva” no entiende que quiera buscar a mi familia biológica. Estoy agradecido por todo lo que han hecho por mi y siempre van a ser mis padres pero eso no quita que no tenga derecho a conocer a mi familia biológica.

Busqué documentos por casa, partidas de nacimiento, la fé bautismal…etc. Todo lo que encontré acreditaba que era hijo biológico de mis padres pero yo seguía dudando. Fue también en la época en la que empezó a salir el tema de los niños robados en los medios de comunicación. Yo tenía 39 años. Un día me armé de valor y les pregunté directamente a mis padres y ellos lo negaron. A los tres días volvieron a hablar conmigo y me confesaron que mis dudas eran ciertas. Me contaron que no podían tener bebés y qué les ofrecieron un hijo por 200.000 pesetas. Incluso pudieron elegir si querían niño o niña. Me recogieron envuelto en una sábana durante la madrugada de un día de marzo en una casa particular pero eso todo lo que accedieron a contarme.

¿Qué sentiste en esos momentos?

Me sentí engañado, traicionado… Sentí una rabia inmensa porque me di cuenta de que toda mi vida ha sido una farsa. Todo el mundo sabía que yo no era hijo de mis padres menos yo. Era un secreto a voces porque mis padres hicieron hasta una fiesta de bienvenida cuando me trajeron a casa de bebé. Fue un shock tremendo.

¿Por donde empiezas a buscar?

Todos los papeles que poseo son falsos. En el hospital donde se supone que nací me dijeron que todos los archivos referentes a esas fechas estaban destruidos. Mis padres adoptivos me confesaron que en realidad vine al mundo el 14 de marzo de 1972 en un hospital de Valencia distinto del que  siempre me habían dicho. La "compra" se llevó a cabo a través de un íntimo amigo de la familia –mi padrino -  que a su vez les había puesto en contacto con un médico. Sin embargo,  averigüé que en realidad ese amigo íntimo había enlazado a mis padres con un cura quien a su vez les encaminó hacia unas monjas. Cuando contacté con este cura me dijo que dejara de buscar, que esos bebés eran hijos de chicas muy jóvenes y que debería estar agradecido por lo que hicieron por mí porque fue una obra de caridad. También busqué al médico que figuraba en los documentos de mi nacimiento pero había fallecido. Como no tengo ningún dato, ni documentación lo único que podía hacer era preguntar a las personas que por proximidad podían saber algo al respecto. Nadie quiso decirme gran cosa.  Empecé a salir en medios de comunicación para que la gente pudiera encontrar algún parecido físico, una madre que me anduviera buscando, hermanos…

¿Qué consecuencias ha tenido esta búsqueda para tu familia?

Con mis padres la relación llegó a ser nula. Mi familia “adoptiva” no ha entendido mi necesidad de buscar a mi familia biológica. Estoy agradecido por todo lo que han hecho por mi y siempre van a ser mis padres pero eso no quita que no tenga derecho a conocer a mi familia biológica. Mi madre falleció hace un tiempo y ni siquiera pude ir a despedirme porque no quiso verme. Los demás miembros de mi familia no quieren saber nada de mí. A mí sólo me gustaría saber de donde vengo, quiénes son mis verdaderos padres, si tengo hermanos o hermanas… Sé que se traficó conmigo, que falsificaron documentación, que me intercambiaron por dinero y no puedo olvidarlo. Sólo quiero saber la verdad. 

Ahora tienes tu propia familia...

Sí, tengo dos hijos maravillosos y una mujer increíble, Amparo, que es mi mejor apoyo. La familia de mi mujer también ha sido crucial para mí. Ahora que soy padre no puedo entender como alguien es capaz de adoptar de una forma ilegal a un niño que no es suyo y qué no sabe como ha llegado a parar a él. Yo estaría toda una vida preguntándome.

Se te ve muy seguro y tranquilo hablando del tema. ¿Cómo te ha afectado personalmente? 

Tienes una primera fase de alucinación en la que no te puedes creer nada de lo que te están contando. Luego viene el bajón y después llega la asimilación y la acción. 

¿Cómo sigue la búsqueda?

Me he hecho las pruebas de ADN en el laboratorio genético indicado por la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir). He incorporado mi perfil de ADN a varios bancos especializados donde se cruza con los de otros hipotéticos afectados de todo el país en busca de similitudes. Salgo en todos los medios de comunicación que puedo y en todos los lugares en los que pudiera encontrar a alguien que pudiera darme alguna pista. Me han llamado a veces y he encontrado algunas personas con las que me he realizado pruebas para saber si eran mi familia. Las primeras veces te emocionas mucho y como tardan 20 días en darte los resultados y tienes muchas ganas de que por fin termine la búsqueda que cuando finalmente llegan y ves que son negativos te desilusionas. Se han dado casos de niños robados cuya familia vivía enfrente de su casa. Por eso insisto en darme a conocer. Quizá las personas que busco pudieran estar en L’Eliana.

¿La esperanza nunca se pierde?

Es cierto que ya no me hago tantas ilusiones. Estoy buscando y todavía tengo esperanza. Es como buscar una aguja en un pajar pero voy a seguir luchando.