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Un día en el mercadillo

¡Vamos, vamos! ¡Que me lo quitan de las manos!

 


Cada miércoles L´Eliana sale de su rutina diaria. En este día de la semana hay más vida, al menos en la Plaza del mercado.? Alrededor de las siete de la mañana los vendedores que integran el mercadillo de L´Eliana empiezan a montar sus puestos. Ahí estarán bajo el sol abrasador en verano o el frío en invierno durante toda la mañana hasta que recojan sus cosas y se marchen con la música a otra parte.


 

A partir de las ocho los puestos están montados. Collares, zapatos, trenzas para el pelo, plantas, fruta, verdura, dulces, textiles y otros muchos productos ya están colocados en los expositores a la espera de los clientes. Enseguida, los primeros  curiosos empiezan a dejarse caer por la plaza.

El mercadillo ayuda a  potenciar e incentivar la actividad económica y comercial en el municipio. Desde las diez de la mañana hasta las dos del mediodía la plaza parece una capital. Los bares hacen su agosto y los comercios rebosan compradores de todas las edades. Gente procedente de L´Eliana y alrededores acuden al núcleo urbano para realizar sus compras en los tenderetes “¿Has visto estas sandalias, mamá? ¡Están a 5 euros!”.  Y la niña se va con las sandalias puestas.


 

Precios de locura

En el mercadillo se encuentran auténticas gangas, pero lo que mas predomina son las oportunidades, ofertas y liquidaciones de textiles, telas para cortinas, ropa de cama, ropa de vestir y calzado. Muchos vienen asiduamente desde hace años como Ángeles “Vengo cada semana a comprar fruta y ya de paso me paro a ver si encuentro alguna cosilla para mis hijos”.
Al mismo tiempo, los vecinos aprovechan para llevar a cabo otras actividades como ir al banco, visitar al médico… “Yo vengo de hacer recados y me voy a comprar un bikini antes de irme a comer que aquí siempre encuentro mi talla”, comenta Carmela.
Las compras son sólo uno de los motivos por los que acercarse al mercadillo. El ambiente es siempre entretenido, todo el mundo habla con todo el mundo, te enteras de lo que está pasando en el pueblo, se oyen risas y amigos que se encuentran para dar una vuelta y luego irse a tomar el aperitivo. Es un lugar que merece la pena visitar solo para formar parte del multicolor bullicio que llena de vida todo el pueblo.
A Marta le acaban de hacer todo el pelo a trencitas “No sé si aguantaré mucho con el pelo así pero me encanta como ha quedado”.
Ya lo saben. Si aún no lo han hecho tienen una visita obligada los miércoles en la Plaza del mercado.