José Luis Escudero

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L’Eliana es mi todo. Es como decir que en L’Eliana estoy al completo. Con lo que tiene de bueno y lo que pueda tener de malo. Aquí me quedo.

José Luis Escudero Torres nació en Valencia, en el número 40 de la Gran Vía Marqués del Turia, hace ahora sesenta y cuatro años. Aunque de ascendencia castellana, su padre era de Zamora y su madre de Madrid, José Luis parece, sin embargo, llevar sangre valenciana en las venas. Su devoción, cariño y entrega a las fiestas de las Fallas así lo demuestran. Porque a José Luis Escudero se le conoce en L’Eliana, además de por su empresa de instalación de gas, por su trabajo en la Falla del Mercat de la que ha sido su presidente durante los últimos siete años. “Siempre me ha gustado la falla. La llevo en mi corazón, pero, sobre todo, me gusta el trabajo de detrás de la barrera: organizar, planificar y realizar es lo mío. No puedo estar parado. Soy una persona de acción”.

José Luis Escudero es el tercero de cuatro hermanos, dos chicos y dos chicas. Hijo de un comisario principal de policía y de una auxiliar también del Cuerpo, confiesa divertido que su infancia y su juventud transcurrieron entre las fuerzas del orden, nunca mejor dicho. “Tras estudiar en Agustinos, yo iba para médico, de hecho, hice dos cursos en la Facultad, pero a mí me gustaba más la tuna que estudiar los cadáveres, y mi padre, con toda la razón, me cortó el grifo”, explica travieso. “Decidí, entonces, atajar por un camino más corto haciendo Ingeniería Técnica Industrial”.

Para José Luis Escudero, no hay nada más importante que la familia. “Mi mujer, mis dos hijos, María y Pablo, y ahora mis dos nietos han sido, y son, todo para mí. Con ellos he pasado los mejores momentos de mi vida. Una vida que me ha deparado recientemente situaciones muy duras, como la muerte de Carmina, mi mujer, a la que he querido muchísimo. Mientras, yo mismo también he tenido que superar otra enfermedad. Pero la vida sigue y tengo que recuperarme por mi familia”, explica con la emoción embargándole la voz. Abuelo de dos chicos, niña y niño, y con una empresa que tiene que seguir adelante, José Luis comenta, “doy gracias todos los días por que cada mañana suene el teléfono en los tiempos que corren”.

Trabajador incansable, José Luis cuenta que trabajar y hacer cosas le ayuda a continuar. “He dejado la presidencia de la Falla para que corra savia nueva, pero seré fallero toda la vida. Una condición que aparqué durante quince años por mi mujer, a la que hice una promesa cuando vinimos a vivir a L’Eliana, y que rompí cuando a mi hija la propusieron para ser fallera mayor del Mercat la primera vez. Desde ese momento mi relación con la Falla del Mercat ha sido siempre la máxima. Ahora estoy embarcado en la ‘Associació de Sant Vicent Ferrer de L’Eliana’. Una asociación de reciente creación y a la que estoy vinculado como vicepresidente. Tengo mucho trabajo por delante y ya estoy ocupado con la creatividad de los murales para la representación del ‘Miracle’ este año en L’Eliana”.

¿Cómo fue que viniste a vivir a este pueblo?

Pues como muchos otros matrimonios. Teníamos ya a los niños y comenzamos a veranear en la casa que nos dejaba un amigo. Luego veníamos los fines de semana, y hace veintidós años pensamos que lo mejor sería vivir aquí. No tener una segunda residencia, no, sino nuestra casa. Pronto nos compramos una vivienda, luego otra más grande y luego ya también el negocio. Aquí ya me conocen todos, hasta la policía cuando me multa, argumenta risueño.

Hablador y comunicativo, estaríamos mucho más rato con José Luis, pero llega el momento de marcharnos y para despedirnos le hacemos la pregunta de rigor en esta sección.

José Luis, ¿Qué significado tiene para ti L’Eliana?

L’Eliana es mi todo. Es como decir que en L’Eliana estoy al completo. Con lo que tiene de bueno y lo que pueda tener de malo. Aquí me quedo. Solo conseguiría sacarme de este pueblo la Guardia Civil, y eso no va a pasar.