Carta al Sr. Juez

El Aguijon
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Mi primera declaración de intenciones Señoría, es aclarar que no es esta la carta que en las películas deja al juez la persona que se va a suicidar,para explicar en ella los trágicos motivos de tal decisión.

Es una carta de moderada fe en los resultados de su labor, porque la justicia, cuando es lenta, no es justa. Conozco el caso cercano de una demanda en Paterna por impago de pensión a los hijos –durante cinco años- y la demanda entrada en 2011 tiene fecha de señalamiento de juicio para 2017.

Uno es lo independiente que puede. Valga como ejemplo el de los dos justicieros que cabalgaron juntos –Castro y el Fiscal-durante mucho tiempo, luchando contra los corruptos en Palma y con plausibles resultados. Pe4ro, ¿Qué puede hacer un fiscal independiente si a su jefe supremo lo ha nombrado el gobierno de turno?. Si, ya, dimitir. Pero es humano querer conservar un puesto de trabajo. En el siglo XXI, una infanta es intocable, pero una infanta enamorada no solo no se la puede condenar si no que el Cardenal Rouco, puede que la canonice. Y ni siquiera estoy seguro de que al final el juez Castro no sea juzgado por atentar contra el amor mas tierno y puro.

En el juicio de Fabra, no este, el de las loterías y la Dipu de Castellón, pasaron una docena de años y una docena de jueces. El resultado final –si llega es que no va a cumplir condena porque es un anciano “venerable”. Blesa puede conseguir que inhabiliten al juez Elpidio mientras él broncea su piel a bordo de una yate comprado con el dinero de las cajas que hemos rescatado (presuntamente,claro, que las carga el diablo).

La jueza Alaya está a punto de tirar su inseparable maletín ante las presiones que recibe de los políticos a los que quiere –y debe- sentar en el banquillo por el caso de los eres andaluces.

La independencia que pretenden, Sr. Juez, solo llega hasta donde les dejan los políticos de turno. Y tengo la convicción absoluta de que son el poder mas valorado: de modo que solo les culpo tibiamente. Seremos libres cuando ustedes puedan –como en Francia- llevar al calabozo a un ex presidente, como ocurrió en Francia hace unas semanas. Seremos libres cuando tengamos acceso a una justicia gratuita, sin tasas con cuantías a las que el pobre no llega.. Cuando las dotaciones administrativas en los juzgados, les permitan mover con celeridad las vistas pendientes. Seremos libres, cuando un diputado, o ministro, o infanta, puedan ser juzgados por un juez de Paterna o de Morella, sin tener que esperar a que lo juzgue el Supremo. Libres seremos, el día en que ustedes, jueces y fiscales se planten y denuncien a los que les presionan desde arriba.

Miguel Ángel Martínez Collado