Carta abierta al pueblo de L’Eliana

El Aguijon
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Leo con estupor el artículo del periódico de 'L’ELIANA mes a mes', titulado “José María Ángel abandona el barco y no optará a la reelección”. El titulito ya se las trae, me recuerda a lo que me decía mi madre cuando era pequeña, mal si ando y mal si no ando. En este caso, si me quedo, mal, y si me voy, peor.

La mentira es el arma de los cobardes, de los que no tienen otros recursos más que las trampas y las zancadillas para intentar ganar a su oponente. En este artículo se dicen bastantes mentiras. Como diría mi padre, seguro, oiga. Sin embargo no voy a entrar en qué mentiras son, porque esta carta no va de eso. Va de las formas de hacer política y de los políticos que necesitamos.

Dediqué mi juventud a luchar por un mundo mejor. Descuidé mis estudios, corrí delante de los grises y me escondí de los sociales por la libertad, la justicia y la igualdad. Ha pasado mucho tiempo desde entonces y han pasado muchas cosas en este pueblo. Algunas de ellas muy poca gente ya, las sabe o las recuerda. Y al leer este artículo en L’ELIANA mes a mes se han agolpado en mi mente los recuerdos. En este pueblo se vive ahora mucho mejor que antes. Qué duda cabe. Tenemos buenos colegios, un instituto, se llega a Valencia en un plis plas, un polideportivo, actividades culturales, servicios para las personas mayores, un ambulatorio, y un montón de cosas más que haría una lista interminable. Sí señor, vivimos muchísimo mejor. Sin embargo, algunas argucias no han cambiado.

Allá a finales de los años 50, el alcalde de L’Eliana, después de la visita del gobernador llamó a mi padre para acusarlo de haber tirado unos clavos al coche del gobernador y pincharle las ruedas. Mi padre alucinó. Le enseñó unos clavos largos de cabeza pequeña que eran los que usaba el propio alcalde en su almacén para montar las cajas de cebollas. Os imagináis esa clase de clavos tirados en unas calles de tierra como las que entonces tenía L’Eliana?. Se hundirían. Cómo iban a pinchar unas ruedas?..... Y los había puesto mi padre. Wow!!!...

Cuál fue su delito de verdad?. Formar parte de un grupo de amigos a los que les gustaba reunirse, leer, debatir y pensar, montar una biblioteca pública en el ayuntamiento, y amar la libertad. Eso había que pararlo. Y lo pararon. Además de asustarlos, les prohibieron reunirse y juntarse a cenar. Y les tiraron a medio pueblo encima. Se convirtieron en los “cagallons”. Fueron momentos difíciles. Les tiraron piedras a las ventanas, formaron corrillos por las calles y pegaron a mi madre. Por supuesto, se les quitaron las ganas de seguir con la biblioteca, se acabaron los conciertos y también los recitales de poesía. Y durante mucho tiempo el pueblo estuvo dividido, unas personas sin hablarse con otras. Afortunadamente eso pasó. Se perdonaron, se olvidaron las rencillas y volvieron a saludarse y a conversar.

Sé que no es muy agradable recordar esos hechos. Se trata de momentos dolorosos que quizá a muchas personas no les guste traer a la memoria, y que lo más seguro es que los recordemos de manera diferente. Yo era una niña. No es mi afán abrir las heridas, está todo perdonado. Si escribo esta carta es para hacer una llamada a la reflexión y a la honestidad, a aprender del pasado para mejorar nuestro presente. No más mentiras, por favor, no más calumnias. Ya está bien de ese tipo de campañas. Estamos hart@s. Basta ya de crear demonios y azuzar al pueblo contra ellos.

Seguro que sabéis bien de que hablo. Los rojos, por ejemplo, eran demonios con rabo a los que había que tenerles miedo, denunciar y perseguir. Después fueron los catalanistas. Mamma mia. A mí me pegaban en la escuela por hablar valenciano. Cuando era pequeña e iba a Valencia con mi madre se burlaban de nosotras. Y después resultó que esos mismos que me pegaban y se burlaban, que hablaban a sus hijos en castellano, eran más valencianistas que nadie. Y se inventaron lo de catalanistas para poder ser ellos valencianistas. En otros países fueron los judíos. En otros los negros. Y ahora se han inventado lo de la casta. Otra etiqueta!. Siempre es lo mismo. Dividir a la población en buenos y malos y azuzar al pueblo contra ellos. Y siempre los malos son los otros.

Necesitamos un cambio de verdad. Y aún no se han dado cuenta algunos políticos de que el cambio empieza por ellos mismos. Por ser más honestos y conciliadores. Por servir al pueblo más que a su partido. Por esforzarse en construir y encontrar soluciones todos juntos, más que por ganar las elecciones, aunque eso también sea importante. Por aunar voces y no por crear división y conflicto usando la descalificación y el desprestigio. Por actuar según la ley. Por trabajar para el pueblo y proteger nuestro sueño llenándolo de ilusiones y de esperanza, de unidad. Necesitamos políticos que generen credibilidad y actúen con transparencia y sin doblez; que dejen sus intereses personales a un lado y sean altruistas; que sirvan de ejemplo e inspiración para nuestros hijos, para nuestros jóvenes.

Se imaginan un mundo con unos políticos así. Pues eso es lo que necesitamos en este pueblo. Y uno de esos es mi primo Salva.

A que te apuntas tu?.

Mercedes (Inanna) Català.