La negativa de los partidos Compromís, Partido Popular y Vox a refrendar, en el último Pleno municipal, sin dar explicaciones, las propuestas de organización de la corporación planteadas por el PSOE - el partido más votado en las recientes elecciones municipales - para los próximos cuatro años – propuestas prácticamente idénticas a las que han regido en los cuatro años anteriores, con el visto bueno de todos – debe calificarse como un boicot institucional en toda regla.
Aquí no se trata de un proyecto, de una moción, de una resolución o de una decisión que pudiera resultar opinable o merecer distinto tratamiento por cuestiones ideológicas o programáticas. No. Se trata de que el ayuntamiento funcione. De la periodicidad de los plenos, de la constitución de órganos de gobierno como la Junta de Portavoces o la Junta de Gobierno, de la distribución de responsabilidades por áreas, de los sueldos y dietas de los concejales y de otras tantas cuestiones que marcan el inicio de una legislatura. Sin ello, políticamente, el ayuntamiento no puede empezar a trabajar.
¿Quieren saber por qué Compromís, Partido Popular y Vox han votado en contra, pero no quieren explicarlo ni en el Pleno ni a los medios de comunicación? Sencillamente, porque es una auténtica desvergüenza.
¿Qué les voy a decir de la señora de Compromís que no les haya escrito ya? Desde 2015, a la Sra. Montaner no le acompaña otra cosa a su demostrada indolencia e incompetencia en las responsabilidades que ha obtenido, que su desmesurada ambición de poder político y su exigencia de un sueldo acorde con esa ambición. Ha demostrado estar en la política como única salida profesional y sus pretendidas posiciones ideológicas sucumben, sin complejos, ante su interés personal.
Lo de ahora es un “déjà vu”. Ya en 2015 renunció a apoyar el gobierno de progreso de entonces porque no le daban las concejalías y el sueldo que quería. Año y medio más tarde, entró, a cambio del sueldo. Esta vez, con poco más de 600 votos, en parte robados a una ingenua Esquerra Unida, ha exigido para sumarse al equipo de gobierno, como mínimo, que se sepa, Urbanismo, Servicios, Comunicación, dos asesorías para sendos amiguetes y algo así como 3.900 euros mensuales de sueldo para ella. Y si no, al carajo la unidad de la izquierda, el futuro progresista de este pueblo, y todo lo que haga falta llevarse por delante.
Los del Partido Popular, cómodamente asentados en una oposición inútil y sin perspectiva desde hace 44 años, únicamente buscan mejorar las dietas que cobran por asistir a comisiones informativa, Juntas y Plenos. Y de paso, complicarle la vida al PSOE. Tampoco les importa mucho el futuro del pueblo, que siga siendo referente en tantas cosas en la Comunidad o que no se puedan acometer las actuaciones previstas en el programa ganador. En realidad, ni siquiera aspiran a gobernarlo, porque probablemente no sabrían qué hacer con él. En lugar de actuar inteligentemente con un proyecto propio, aportando a la gobernabilidad con una crítica constructiva que probablemente les colocaría en una posición de privilegio en un tejido social claramente de su lado, prefieren instalarse en una oposición de corto alcance, pacata, sin altura de miras, pero que no les obliga a más.
De Vox les hablaré cuando hablen ellos y les veamos actuar. De momento, todo lo que sea rebajar el valor de nuestras instituciones democráticas, juega a su favor.
Si me han leído hasta aquí, les invito a visionar el vergonzoso Pleno al que hago referencia en este artículo de opinión. Y, recogiendo un concepto que he escuchado estos días a un político nacional, les invito también a que mostremos por todas las vías posibles, por redes sociales, por conversaciones con amigos, asistiendo y participando en los Plenos, nuestro CORAJE CIVICO como ciudadanos que no estamos dispuestos a aceptar que unos personajes, que hace un mes nos regalaban los oídos con promesas, hoy se dediquen a arruinar el futuro de nuestro pueblo y con él, el nuestro, bloqueando su funcionamiento, por cuatro chavos para sus bolsillos.