Ana Belén Cristóbal Roldán

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Ana Belén empezó a sentir amor por las fallas desde muy pequeña aunque fue una fiesta que vivió desde la trastienda durante muchos años. “Mi madre me decía: cuando puedas trabajar y pagarte la falla lo harás”, y así fue. Ana Belén se inició oficialmente en el mundo de las fallas allá por 2005 cuando contaba veinticuatro años y empezó a trabajar. Un sueño hecho realidad en aquella entonces novel falla Antic Molí - Les Casetes, cuya comisión daba sus primeros pasos en L’Eliana y de la que hoy forma parte junto a toda su familia.

“Soy más del día que de la noche, no me gusta beber ni trasnochar así que suelo ser de las primeras en irme a dormir”

En 2006 la joven Ana Belén Cristóbal Roldán fue nombrada Fallera Mayor de su comisión y tras su reinado el cariño por la fiesta se incrementó. Trabajadora como la que más, fallera hasta la médula, Ana Belén vierte todo su caudal en la Junta Local Fallera de nuestro municipio, de la que es miembro desde 2008. En 2009 esta fallera de raza, con grandes dosis de organización, se convierte en la primera secretaria – mujer - que tiene L’Eliana. Cuándo le preguntamos qué se necesita para ejercer este cargo afirma con seguridad: “Tiempo, mucho esfuerzo y dedicación. Además, ser secretaria y mujer en este mundo - hasta hace muy poco sólo de hombres – Ana Belén ha dado a la junta una serie de valores añadidos: tolerancia, paciencia, comprensión, mucha mano izquierda y sensatez frente a los muchos problemas y situaciones que se han de solventar con ecuanimidad. Con palabra fácil y sonrisa franca Ana Belén añade: “este cargo también te obsequia con muchas satisfacciones, la más importante, la del trabajo bien hecho con un solo objetivo: el velar en beneficio de todas y cada una de las fallas por igual”

Ana Belén trabaja por las fiestas falleras de L’Eliana pero también las disfruta como la que más. “Soy más del día que de la noche, no me gusta beber ni trasnochar así que suelo ser de las primeras en irme a dormir”. Lo que más le emociona de todos los actos es el de la ofrenda por la emoción que conlleva la devoción a la Mare de Deu. “Es sólo una calle de recorrido pero para mí es un sentimiento indescriptible”.