Discapacitados: ni están ni se les espera

El Aguijon
Fuente

No es novedad, queridos amigos y amigas. La inmensa mayoría de la sociedad siente un gran respeto y admiración por vosotros. Pero no figuráis en la agenda de ningún gobierno como prioridad que mitigue la carencia que padecéis por causas ajenas a vuestra voluntad.

Como quién se sacude pulgas de encima, nuestra Comunidad dedica mínimos esfuerzos económicos que os garantice la subsistencia , y estima que esta cobertura debe llegar del gobierno central, que poco destaca por las políticas sociales que ponen en marcha. Tal vez el dinero gastado en un aeropuerto inservible, que ni siquiera puede llevar a su mentor a Segovia, o el Hemisfèric que cae a pedazos, o los eventos papales, podrían haberse destinado a suavizar la situación en la que muchos de vosotros os encontráis.

Si las políticas sociales, no son prioridad – no me refiero al ‘bla, bla, bla’, que ponen en marcha en tiempo de elecciones-de quienes tienen la obligación de hacerlo, ¿quién defiende vuestros derechos, aparte de vosotros mismos y del inmenso apoyo social del que disponéis?. Y –afortunadamente- en muchos casos, estáis en disposición y así lo queréis, de que la ayuda sea en forma de un trabajo digno, porque tenéis capacidad suficiente para llevarlo a cabo y la dignidad suficiente para preferirlo antes que un subsidio de lástima y de miseria. La discapacidad, -la física- es compatible con la inteligencia. Tengo un amigo (y entrañable compañero, mío y de este periódico), con un nivel intelectual, y una capacidad para el trabajo, que para mí quisiera.

Ya lo sé: existe en la ley todo un articulado que tiene en cuenta la incapacidad y que contempla prestaciones para quién la padece. Yo no hablo de ley. Hablo de la realidad de esta y tantas leyes que duermen el sueño de la letra escrita que no se pone en práctica, que se incumple sistemáticamente. Hablo de retrasos de años y años en que el dinero no llega por mas que la incapacidad quede reconocida por la Administración.

Pronto van a pediros, a pedirnos, el voto necesario para ocupar el sillón que tanto les atrae. Entramos en tiempo de rebajas electorales. De besar niños, de estrechar manos, de mezclar sudores de ministerio y de palacio con sudor de pueblo, (cuanto sacrificio cuesta gobernar) , pero el pueblo se está hartando de tanto teatro y exige realidades.

A todos y a cada uno de los partidos se lo digo. Poneos de una puñetera vez al servicio del pueblo. De lo contrario, decidiremos que los incapacitados seréis vosotros. Y tendréis la desventaja, de que vuestra incapacidad será la miseria en que os podréis convertir. Y será irreversible. Avisados andáis.

Miguel Ángel Martínez Collado