DEUDAS A MOGOLLÓN - SONSONETES (II)

El Aguijon
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¡Ah!... ¡Qué recuerdos de aquellos gloriosos y épicos plenos en los que el fiel escudero Sota Ibañez arremetía - papel, lápiz y calculadora en ristre - contra las hordas social-comunistas arrojándoles sin contemplaciones, a sus atónitos rostros, deudas y más deudas municipales, en un nuevo alarde pletórico de la oposición nini.

Henchido de satisfacción, obcecado con el afán de humillar al adversario político, sin reparar en el daño que, al propio tiempo, auguraba para nuestros bolsillos de humildes contribuyentes, el Sr. Ibañez sumaba y sumaba euros y tropelías:

“Dieciséis millones de la desnitrificadora, más no sé cuántos de la piscina municipal, más el mantenimiento, los sueldos… ¡Ya vamos por los veintitantos!... Pero ¿qué digo? ¡Se me habían olvidado los intereses, y así nos vamos lo menos a los treinta y tantos…, o más…!

¡Albricias! ¡Por Tutatis! ¡Esto no hay ayuntamiento que lo resista!” (¡Ojo! La cita no es exacta pero casi, y desde luego coincide exactamente con el espíritu con el que se expresaba).

De tanto confundir deudas con gastos e inversiones, y mirar tan solo una parte de la ecuación, nuestro concejal olvidaba revisar la otra parte, la que muestra los ingresos y que, como todo el mundo sabe – incluso los seres humanos normales, versión Rajoy -, sirve para equilibrar las cuentas o, al menos, para no sucumbir ante una deuda insondable. Eso sin contar que para que figuren, las deudas primero tienen que existir y haber sido debidamente aceptadas y documentadas. Imaginen que están pensando en comprar una casa y que antes de firmar el contrato de compraventa ya le suman en el debe, el importe de la hipoteca, más los intereses, más el gas, el agua, la electricidad, el IBI, las reparaciones y etc… de los próximos quince años y le presuponen que estará sin ingresos en todo ese tiempo. Seguro que se tiraban de los pelos. Como el Sr. Ibañez.

Ha hecho falta un apreciadísimo Interventor municipal, una auditoría interna, las revisiones de la Sindicatura de Cuentas y del Tribunal de Cuentas, las del Ministerio de Hacienda y próximamente una auditoría externa, para demostrar y certificar que la deuda municipal a fecha de hoy es nula (nula, cero, inexistente; en serio: ni un euro, por favor, creánme) y conseguir que el Sr. Ibañez con sus huestes, se retirara del imaginario campo de batalla haciendo mutis por el foro.

Menos mal, porque la cosa pintaba mal y en el Salón de Plenos del Ayuntamiento resonaban las palabras del siempre comedido Pere Inglés, concejal de Hacienda: “Sr. Ibañez, si las cuentas del Ayuntamiento de l'Eliana le estresan y le provocan sofocos, si alguna vez – Dios no lo quiera – tuviera Vd. que hacerse responsable de las cuentas y las deudas de Ayuntamientos que dirige su partido, como, por ejemplo, los de Madrid o de Valencia, seguramente le daría a Vd. – tampoco lo quiera esto Dios – un síncope.”

Ahora, de este sonsonete de la oposición nini sobre las deudas municipales sólo se habla en la intimidad o para impresionar a los chicos de las Nuevas Generaciones que son de confianza y escuchan sin rechistar. O para estallar, acusando de propagandista a cualquiera que lo refleje en un papel, aunque sea la terca realidad de un municipio bien gestionado y que se entregará a quien gane las elecciones del 24 de mayo sin ninguna carga financiera, con la casa limpia y las manos libres para acometer los proyectos que los ciudadanos y sus nuevos representantes decidan.

¡Hombre! Ahora que he mencionado la propaganda, precisamente de esto hablaremos en mi próximo sonsonete. Pero esto será dentro de unos días...

Germán López-Guitián.

14/04/2015