Ramón Pereira y Concha García

Gente de aquí
Fuente

L’Eliana es todo. Es el sitio en el que nos encontramos más a gusto. Aquí nos sentimos integrados Cogiditos de la mano para no caernos continuaremos aquí porque no echamos en falta nada.

Ramón Pereira Carvallo y Concepción García Sánchez son un matrimonio que lleva más de 60 años junto. Casados muy jóvenes, padres de tres hijos, abuelos por partida triple y bisabuelos de un chico y una chica, tanto Ramón como Concha, han sido elegidos como ‘Mayores 2014’ por la Unión de Pensionistas de l’Eliana”. Una distinción de la que comentan sentirse muy orgullosos.

Nacido él, en Entrimo, provincia de Orense- Galicia -, y ella en Sahélices de Sabero, - León-, pueblo éste último en el que se conocieron, ambos comentan que han trabajado mucho y muy duro. Primero en España y luego en Francia, país al que emigraron en busca de una vida mejor, como lo hicieron muchos matrimonios de la época. “Nos fuimos en el año 57 a un pueblo de los Alpes. Al principio fue difícil por lo del idioma, el clima, etc. Luego llegaron tiempos mejores. La verdad es que guardamos el mejor de nuestros recuerdos. Allí nació María Dolores, nuestra hija más pequeña. Y allí, siguen viviendo en la actualidad Violeta y Ramón, nuestros hijos mayores. Seguimos muy vinculados a Francia, a la que vamos por lo menos una vez al año”.

¿Y, cómo llegan un matrimonio como el suyo, emigrado a Francia, nacido una en León y el otro en Galicia, al pueblo de L’Eliana?

Nosotros teníamos un buen amigo de Ribarroja en Francia. Así conocimos Valencia y también L’Eliana. Nos gustó enseguida. En el ‘66 decidimos pasar unas semanas del verano aquí. Hicimos la casa y enseguida nos acoplamos. Cuando nos retiramos lo teníamos muy claro. Ni León ni Galicia. L’Eliana era el sitio para vivir.

¿Cómo era l’Eliana de esa época?

Como ahora. Un pueblo bueno, tranquilo. Que fue creciendo poco a poco con urbanizaciones y chalets hasta ser lo que es ahora, con el esfuerzo de los de dentro y los que veníamos de fuera. Un pueblo acogedor.

Más de 60 años juntos. Ramón, Concha… ¿Cuál es el secreto?

Aguantar, - responden ambos casi al mismo tiempo y entre risas- quererse mucho y tener buen humor. No hay otra receta.

¿Sois una familia grande pero repartida entre L’Eliana y Francia? ¿Cómo lo lleváis?

Bastante bien. Tenemos a nuestros hijos Violeta y a Ramón en Francia con nuestros nietos y bisnietos. Y a nuestra hija María Dolores y nuestro nieto Eduardo aquí en L’Eliana. Pero nos llamamos por teléfono casi todos los días. Vamos a verlos por lo menos una vez al año y también vienen ellos. Mantenemos mucha comunicación. Para nosotros la familia es lo más importante de todo. Está por encima de cualquier cosa.

¿83 años Ramón y 82 Concha? Les vemos entrar y salir. Coger el coche y viajar ¿Cómo lo hacen?

Bueno, comenta Ramón: he sido camionero muchos años. Para mí la carretera es mi segundo hogar. Me oriento muy bien con un simple plano. Conozco de arriba abajo toda Europa. Se me da bien la mecánica por si se estropea el coche y hacer mil kilómetros para nosotros no es nada. Salimos todos los días al pueblo, explica Concha. A comprar el pan, a tomarnos el aperitivo y a saludar a nuestros amigos. Lo importante es que nos acompañe la salud y tener muy buen humor

Desde el año 66 están en L’Eliana como veraneantes. En los 80 deciden quedarse aquí y no volver, ni a Galicia ni a León, sus lugares de origen…

Aquí teníamos una casa, que hemos ido arreglando con nuestras propias manos a lo largo de los años. Nos gustaba el pueblo y su gente. Participábamos activamente en la Unión de Pensionistas de L‘Eliana , de la que hemos sido parte de su junta directiva. Hemos hecho muy buenos amigos. No había otro sitio mejor.

¿Qué significa entonces para Vds. L’Eliana?

Cómplices y traviesos contestan: L’Eliana es todo. Es el sitio en el que nos encontramos más a gusto. Aquí nos sentimos integrados Cogiditos de la mano para no caernos continuaremos aquí porque no echamos en falta nada. L’Eliana es estupenda y tiene una gran calidad de vida. La verdad es que no nos equivocamos.