El Aguijón es una sección de opinión en la que los participantes pueden exponer con total libertad su punto de vista sobre temas de actualidad y de interés que afectan a nuestra comunidad. Vivaleliana!, pretende ofrecer a sus lectores, claridad, libertad de crítica y argumentos, tomando partido, eso sí, con el debido fundamento y respeto, sobre las cosas que pasan a nuestro alrededor.
Vivaleliana! no se hace responsable de las opiniones vertidas sino que serán responsabilidad única de las personas que las escriben y firman.

Vaya por delante que no soy dada a la exposición pública de los asuntos familiares. Ahora ha llegado a un punto en que creo que no me afecta únicamente a mí. Es algo universal, por eso lo cuento. Pero hablemos de lo que ha motivado este escrito.

Mi madre es una enferma terminal. Emplearé lenguaje coloquial para que todo el mundo me entienda. Tiene Alzheimer desde hace muchos años, ahora está en el último grado de la enfermedad y lleva más de dos años encamada. Su cuerpo es un esqueleto, la prótesis de la rodilla ya no le encaja, el hueso se ha roto y le ha perforado la piel, lleva una escayola desde el tobillo hasta el muslo. Tiene una úlcera en la otra rodilla por el roce y otra en la espalda por presión. Come con espesante y traga mal, no sabe lo que come, es un acto reflejo. No entraré en más detalles, es desagradable, lo sé. Era necesario. Lleva parches de morfina, pero sufre. Sufre cuando la mueven, sufre cuando la curan. Tiene fiebre.

Es una enferma terminal y no se muere…, porque es fuerte y porque le están administrando antibióticos. Soy su hija, su única hija, la conozco y estoy segura de que ella no querría. Me niego está sufriendo, mi opinión no sirve. Quiero que la dejen morir en paz y le den sedantes para el dolor, mi opinión no vale. Quiero que no le den antibióticos porque eso no es un tratamiento paliativo, es un tratamiento en toda regla que lo único que hace es prolongarle la agonía…, hasta que su cuerpo también los rechace.

Está bien atendida, hacen lo que deben con un paciente, dicen. Si fuera para ellos... ¡Ah, eso es otra historia! No me queda más que seguir luchando. Tendré que acudir a un juez, a un médico que opine como yo; los hay y voy a buscarlo… ¿Hasta cuándo?

Mientras tanto tendremos que esperar a que Dios, a que dios (sí con mayúscula y con minúscula, también va en opiniones) y algunos Médicos, algunos médicos (¿también con mayúscula y con minúscula?), en este país, decidan. A pesar de la evidencia y de la oposición de los familiares.

Yo, visto lo visto, llevo junto al carnet de identidad el “Testamento Vital”. Disculpad mi atrevimiento.

Mª Dolores Román Casanova

Confieso que hemos dudado en publicar la lamentable noticia sobre el incidente acaecido tras el Pleno municipal de ayer.

No va con nuestra filosofía airear desencuentros, ni problemas de convivencia, ni disputas o rencores, ni mucho menos avivar esa clase de fuegos. Si lo prefieren, no es ése nuestro interés.

Pero al final, hemos concedido mayor peso a nuestra obligación de informar, de alertar a la sociedad civil de nuestro pueblo sobre la existencia de algunos energúmenos de diverso signo, capaces de alterar la convivencia democrática que tanto nos costó conseguir.

Dos incidentes en muy pocos días – las pintadas amenazantes en la sede del PP local y el insolente abordaje a un concejal de IU en la misma sala en que terminaba de celebrarse un Pleno – no pasan de ser, por fortuna, más que simples incidentes.

Pero los que creemos en nuestra capacidad social para dirimir nuestras diferencias sin recurrir a la violencia, ni a la amenaza o a la intimidación física o verbal, no podemos quedarnos callados ni de bajos cruzados pensando que estos hechos no tienen importancia.

Los demócratas, los civilizados, los que no deseamos mal a los demás por su manera de ser o pensar, tenemos que hacer saber a los energúmenos que no tienen cabida entre nosotros y que no estamos dispuestos a consentir sus excesos. Que estamos aquí, en inmensa mayoría, bien plantados para hacerles frente. Con la firmeza que nos concede la razón. Con la solidez que nutre nuestras convicciones. Con la valentía de afirmar que hay cuestiones en las que no puede prevalecer el temor o el interés.

Vivaleliana! condenó el cobarde asalto a la sede del PP local y hoy lamenta tener que condenar el despreciable abordaje a un concejal en la misma sala de plenos del Ayuntamiento. Esperemos que sea la última vez.

La aprobación por unanimidad en ese mismo pleno - que nos representa a todos los ciudadanos - de la moción presentada condenando el atentado contra la sede del PP local, es el ejemplo a seguir.

Ni uno más.

Germán López-Guitián

Esto mismo me pregunté yo el otro día cuando, tras acudir al servicio de urgencia del Centro de Salud de L’Eliana, necesité una a las dos de la mañana y tuve que ir a buscarla por las calles de otro pueblo que no era precisamente este.

¿Servicio de 24 horas? Sí, en Ribarroja y en La Pobla. Aquí no. Ni aún en temporada estival cuando L’Eliana es considerada como zona turística por la Conselleria de Sanitat. De hecho, tenemos médico de refuerzo que atiende a la población de L’Eliana y a la de San Antonio todos los días durante los tres meses de verano, pero no ocurre lo mismo con las farmacias.

¿Por qué? ¿Por qué no es posible que el Colegio de Farmacéuticos y la Dirección General de Farmacia aprueben un servicio ininterrumpido de farmacia en un municipio que tiene seis? Son puristas estableciendo “Zonas Básicas” (a saber: la nuestra está compuesta por La Pobla, Ribarroja, L’Eliana, Benaguacil y San Antonio de Benagéber) y “pejigueros” a la hora de imponernos aquí los horarios de apertura y cierre; sin embargo, parece que no han advertido que en la entrada de Valencia, concretamente en la avenida de les Corts Valencianes, hay dos de veinticuatro horas, una enfrente de la otra. ¿Es esta una “Zona Básica”?

Sé que esta discusión no es nueva, sé que nuestro Ayuntamiento ha realizado las gestiones pertinentes junto a ustedes, señores propietarios; pero también sé, y a la vista está, que nada prospera, que pasan los años con sus días y sus noches, con sus inviernos y sus veranos, y todo sigue igual.

¿Creen ustedes que en un futuro, más o menos próximo, será posible que este servicio, fundamental ya en este municipio por la extensión y la población que tiene durante todo el año y que se ve incrementada considerablemente en verano, forme parte de nuestras vidas, matizo: de las vidas de sus usuarios; vuelvo a matizar: de los usuarios de ustedes?

Por favor, señores farmacéuticos, vayan y hablen de nuevo con su Colegio; vayan y vuelvan a solicitar la ampliación horaria; vayan y, de paso, pregunten también por qué motivo solo sigue habiendo una farmacia en San Antonio de Benagéber, la misma de toda la vida, cuando por población le corresponderían ya tres. La misma que Plataforma SAB, el partido independiente de ese pueblo, denuncia por ocupar un local municipal con la cláusula de arrendamiento vigente desde los años 70.

A lo mejor, si entre todos hacemos un poquito de fuerza, si abren más farmacias en el pueblo de al lado y se vuelve a sumar la iniciativa de las instituciones, conseguimos de nuevo tener servicio farmacéutico aquí en L’Eliana las veinticuatro horas del día todos los días del año.

Carmen de Julián.

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