El debate electoral

El Aguijon
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Mientras El Ebro, no guardaba silencio al pasar por el Pilar, en el Congreso de los disputados, se “celebraba” el debate sobre el estado de los cinco millones de parados. Por deformación profesional, supe luego, que había sido uno mas de la inmensa minoría (descansa en paz Rafa) que prestó agotadora atención al interminable en el tiempo y minúsculo en la oratoria, debate en el que como siempre, cada uno iba en busca de sus votos.

El estado de la Nación les importa un pito. Debatían sobre el futuro de ellos mismos, sobre la posibilidad de perpetuarse. No se que pensaría uno de los cerca de dos millones de familia que no tienen ningún ingreso; que pensarían los que a lo largo de este tiempo se han quedado sin hogar y con una deuda impagable; los que aún no pueden acceder a la medicación que cure la hepatitis que les quitará los problemas y la vida. No se que pensarían cuando el gobierno en activo hablaba de la cantidad de logros y de lo bien que nos funciona todo.

El debate sobre la Nación/corrupción, ya nacía por y para el voto que tenemos que dar a lo largo de 2015. Si Pedro I el Hermoso, arrojaba a Bárcenas desde la tarima de oradores, Mariano el Impasible, remataba contra la bancada contraria, los Eres de la cuenca del Guadalquivir..

Una diferencia si que hubo: encuestas al margen, el presidente llegó a usar un lenguaje barriobajero con su opositor. “Patético”, llegó a decirle. Luego, la puñetera hemeroteca, demuestra que ser patético, es decir la cantidad de mentiras que se han dicho a lo largo de estos años. Patético, es Gürtel, la financiación ilegal, las tarjetas opacas, y desde luego los Eres. Y es patético que se nos estén marchando fuera (movilidad exterior le llaman), medio millón de jóvenes, casi todos muy preparados, porque en casa no encuentran el trabajo que necesitan para comenzar su andadura laboral. Y es patético, dar cifras de crecimiento de empleo, sin explicar que los contratos de unas horas al mes, se contabilizan como un puesto de trabajo, aunque sean trabajadores en pobreza extrema que encontraron un trabajo que no les saca de la miseria.

¿Hay que votar?.¡claro que tenemos que acudir a las citas con puntualidad y con la ilusión de que ocurra el milagro. Votaremos a quién nos parezca oportuno –no faltaba más- pero con la conciencia de que nuestro voto sea una exigencia permanente de limpieza política. Nos veremos en las urnas. Es justo y necesario

Avisados quedan los políticos, Todos los políticos.

Miguel Ángel Martínez Collado