Silvia López

Gente de aquí
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Mi pareja y yo buscábamos un lugar donde asentarnos. Me gustó la sensación que me daba L’Eliana, es un lugar cosmopolita y de mente abierta. Me agrada ver a la gente sin prisas y la ausencia de pitidos de coches”

Silvia López nació en Valencia en el año 1970. A sus 42 años esta elianera de adopción puede presumir de haber dedicado su vida a lo que siempre le ha apasionado: la danza. “Recuerdo cuando era pequeña como se me caía la baba viendo a las bailarinas del programa Aplauso, con esas botas y esos movimientos. Yo le decía a mi madre, ¡Yo quiero hacer lo mismo!”, explica sonriente. A los nueve años la matricularon en una escuela de baile y estuvo aprendiendo hasta los 19 todo tipo de técnicas, estilos y coreografías. Silvia se títuló en Danza Clásica en el Conservatorio de Valencia y durante varios años se dedicó a la Danza Contemporánea. Lo que le permitió adquirir la experiencia necesaria para poder trabajar como bailarina para las compañías de baile Ananda Danza Viananants y Carpe Diem. “Íbamos de gira por toda España con varias producciones distintas. Fue duro porque viajábamos mucho, de hotel en hotel, durmiendo poco y haciendo dos actuaciones por día pero a la vez lo supe disfrutar al máximo”. Un día vio una oportunidad en un cásting que organizaba la cadena de televisión Canal 9 en el que buscaban bailarinas para un nuevo programa. “Era llegar, aproximarme a lo que en un primer momento había captado mi atención de niña: bailar en la tele. Fue un sueño para mí”. Silvia participó como bailarina en programas de gran audiencia en su momento como ‘Pasarel.la’, ‘Babalá’ , ‘Pocker de Reyes’, ‘Canta-Canta’. Programas que la ayudaron después a a trabajar en otras producciones de envergadura como ‘Noche de Estrellas’ de Televisión Española, ‘La Gala de la Hispanidad’ de Telecinco y en Cuatro para los programas ‘Tienes Talento’ y ‘Factor X’. “En este último aparecía totalmente pintada de cintura para arriba y cuando iba a recoger a mis hijas al colegio la gente me miraba un poco raro porque me costaba mucho quitarme los restos y ellos no sabían a lo que me dedicaba’, dice entre risas. Detrás de la carrera de Silvia, se encuentra el amor incondicional de su madre. “Ella me apoyó desde el primer momento, me pagó las clases, me ayudó económica y moralmente y aunque hemos pasado momentos muy difíciles sé que su fuerza me ha impulsado a realizar cada proyecto en el que me he involucrado”. Al nacer sus dos niñas , Silvia cambió el baile por el Yoga y el Pilates. “Buscaba una estabilidad interna y la carrera de bailarina tiene siempre un final al pasar el tiempo. Mi vida siempre ha estado ligada a la meditación así que re- direccioné mi trabajo y me he dado cuenta de que lo que más me llena es enseñar a mis alumnos. Muchas veces no soy consciente de qué estoy trabajando porque de verdad lo disfruto y se me olvida todo”. Silvia se levanta cada día a las 06:00 de la mañana a meditar y después - si es laborable - se dirige al Centro Mandor o la FPA de L’Eliana donde enseña los beneficios del yoga y el pilates a vecinos del municipio. “Estudié y me formé durante cuatro años para poder sacar lo mejor de mí misma y ahora sé que soy capaz de sacar lo mejor de los demás y ayudarles a conseguir sus objetivos. Soy una persona muy consecuente con lo que hago y lo que digo y aunque a veces de una impresión de ser bastante dura soy un trozo de pan”. Su marido, Luís, siempre la ha acompañado en esta aventura. “Él se dedica a la música, es DJ profesional y estamos juntos 23 maravillosos años, su vida también es puro movimiento así que nos acoplamos bien y nos entendemos mucho”. De mirada fija, segura de sí misma y a la vez dulce, Silvia resplandece cuando habla de Lucía y Blanca, sus hijas de 8 y 10 años. “Parece que siguen mis pasos, a la pequeña le encanta bailar y cantar y la mayor no deja de insistir en ponerse a practicar yoga conmigo”, afirma con ternura. Ellas son la razón por la que la familia entera vino a vivir a nuestro pueblo. “Mi pareja y yo buscábamos un lugar donde asentarnos. Me gustó la sensación que me daba L’Eliana, es un lugar cosmopolita y de mente abierta. Me agrada ver a la gente sin prisas y la ausencia de pitidos de coches. Quería que mis hijas se desarrollaran en este ambiente distendido, tranquilo y amable. Por ahora no conozco ningún sitio como este. L’Eliana te permite gozar de una calidad de vida difícil de encontrar en otra parte. Por eso estamos aquí”.