Juan Espinosa Aguilar 'El Guarda'

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Juan Espinosa Aguilar, o Juanito El Guarda (fill) como le conocen todos en el pueblo, es de una de las familias "de pata negra" de l'Eliana y se podría decir que ha vivido una vida de película. Hijo de Juan Espinosa 'El Guarda' y Carmen Aguilar"la madeueta" recuerda l'Eliana con añoranza cuando habla de su infancia. "Soy el mayor de cuatro hermanos y mi niñez fue muy divertida. Me pasaba el día por la calle jugando, explorando, colándome por todos los rincones, corriendo entre las mazorcas de maíz gigantes y jugando al escondite en bicicleta con mis amigos Ismael El Gallo, Ramón el Gat, Toni López, Juanito el de las motos…", explica. Muchos le conocen por ser el hijo de Juanito 'El Guarda' de quien ha heredado el apodo. "Mi padre fue el último guarda de campo de l'Eliana, cuando había huerta. Además es Clavari de Sant Antoni y el encargado de cocinar la gran Fesolà de l'Eliana desde hace 45 años. Hace cuatro años que he cogido el testigo y ahora cocino yo, para seguir con la tradición familiar", comenta.

Juan fue al colegio Virgen del Carmen y en el instituto estudió para ser electricista pero, tras la recomendación de un amigo, comenzó a trabajar en el Forn i Pastisseria Comes de l'Eliana con tan sólo 22 años. "Aprendí muchísimo y descubrí que se me daba bien. Javi Comes me enseñó muchas cosas y allí me quedé durante nueve años". Fue también durante esa época cuando conoció a Sonia Gil, su mujer. "Formaba parte de mi colla de amigos y un día iba a ir a los toros pero llegué tarde y se fueron sin mi. Me la encontré de casualidad, nos fuimos a cenar y allí empezó todo", comenta. De esa unión nacieron sus dos hijos, Juan y Óscar. "Un poco más adelante fue cuando empecé a tener un problema en la piel, a causa de una alergia desconocida que me impidió seguir en COMES y lo pasé mal porque no sabía a donde ir, ni donde trabajar. Conseguí un puesto en una gasolinera y, tras un tiempo, un conocido vino a buscarme para ver si quería hacer unas demostraciones de cocina en unas nuevas máquinas para chefs profesionales. Le dije que no, porque me daba vergüenza hablar en público, pero cuando me dijo que me pagaba 25.000 pesetas por 3 horas de trabajo, cambié de opinión", dice entre risas. "A mí siempre me había gustado cocinar para mis amigos, mi familia, pero no era consciente de que sabía tanto de estas cosas. Empecé a hacer cada vez más demostraciones y se convirtió en algo fijo". Juan consiguió una gran operación comercial en un hotel muy importante de Valencia y, a partir de ese momento, su vida profesional cambió y se convirtió en uno de los responsables de la empresa. Primero de Valencia, Alicante y Murcia y más tarde de toda España, Portugal y Marruecos. "Ahora soy Director Comercial de Manitowok y debo viajar mucho, pero mi trabajo me da muchas satisfacciones", explica. Gracias a él ha encontrado grandes amistades y se ha codeado con importantes chefs como Jordi Cruz o Ricard Camarena. "Incluso conozco bastante a José Ortega Cano porque he trabajado en algunos de sus proyectos", comenta satisfecho.

Alegre, espontáneo, gracioso, bondadoso y amigo de sus amigos, Juan es un hombre familiar por encima de todo. "Yo puedo trabajar en todo esto porque tengo la mujer que tengo al lado, si no fuera por Sonia…Ella es muy responsable, sufre mis ausencias y me suple en muchas cosas. Me apoya en todo aunque no sea fácil", comenta.  Juan se debe a su trabajo pero no olvida sus raíces, y su pueblo "le tira mucho". Fallero de toda la vida y Presidente de la Falla Josep Antoni de l'Eliana desde hace tres años, vive la fiesta de una manera intensa. "Fui el primer presidente infantil de la falla, mi abuela fue una de las fundadoras, mi mujer ha sido Fallera Mayor dos veces y mis hijos presidentes infantiles…Tenemos un sentimiento muy fuerte por la Falla y me aseguro de cogerme vacaciones cuando llegan esos días de marzo", afirma. 

Al terminar la entrevista preguntamos a Juan, ¿Qué significa para ti l'Eliana? Y por un momento la emoción le invade y dice muy seguro, "para mí muchísimo, cuando uno está fuera y vuelve y ve el campanario…Cuando me preguntan les digo que vivo en el pueblo más bonito del mundo".