Rita Barberá: Usada después de muerta

El Aguijon
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Mis primeras palabras, las dirijo a los familiares y amigos de la desaparecida, para darles mi más sentido pésame. A la hora de la muerte, queda un entorno de dolor con el que cualquiera debiera solidarizarse.

La controvertida figura de Rita, pasó por este mundo sin dejar indiferente a nadie. Suscitó pasiones y odios. Ideológicamente, estoy en las antípodas de la forma de gobierno que propició en su dilatada carrera política.. Pero siento vergüenza ajena, del uso que de su muerte, está haciendo su propia familia política. Escucho a los que la arrojaron a la cuneta del poder cuando la cosa pintaba mal, y sus implicaciones en casos de mal olor, no beneficiaban a un partido con una cloaca abierta, desde Valencia a Madrid, y ramificaciones periféricas.

Ahora, el voceras y perro de presa del partido, el Sr Hernando, en un alarde de cinismo máximo, mata al mensajero: culpa al acoso de los medios, de este trágico final.. Es el mismo señor que hace menos de una semana, al ser preguntado por los medios, sobre la citación del Supremo a la difunta, dijo que “nada tenia que decir de alguien que ya no militaba en su partido”. Al partido que la había subido a los altares, al que le había dado victoria tras victoria en el Ayuntamiento de Valencia. Al partido que no la apartó mientras pudo rentabilizar su tirón para el voto, y que solo tomo la decisión de hacerlo, cuando se dio cuenta de que ya estaba amortizada.

La muerte, no debe ser motivo de regocijo. Pero la muerte no puede devolver la dignidad política, a quién, por acción o por omisión, la había perdido. Y basta de demagogias, hablando del pitufeo de mil euros, cuando era público y notorio que la financiación presuntamente ilegal del partido en nuestra Comunidad, puede haber costado a los ciudadanos algún centenar de miles de Euros. Igual de público y notorio, que en Valencia, no se movía ni el aire sin que Rita lo autorizara. La muerte, causa dolor, pero no santifica ni blanquea la vida de quién la ha perdido. Rita fue un animal político que tuvo sus luces y sus sombras. Y eso fue lo que los medios retrataron en cada momento. La última etapa de su trayectoria política, tuvo mas sombras que luces. Nadie la obligó, cuando pintaron bastos, a refugiarse en el aforamiento que le prestaba el Senado. Si tenia clara la limpieza de su trayectoria, podía haber dejado la política a acudir al juez para que limpiara toda sospecha sobre los hechos que la cuestionaron. En política, los linchamientos, solo ocurren cuando el cuestionado, se esconde, se aferra al cargo, se parapeta en sillones y aforamientos.

Y puede no gustar, pero cabe pensar, que la muerte de Rita, haya sido el último favor que haya hecho al partido que la repudió. Porque con ella, se van sus secretos.

No entro a valorar, la actitud de Podemos en el Congreso, no sumándose al minuto de silencio. Nada hubieran perdido con quedarse, y poco fruto político van a sacar de su ausencia. Dicho esto, En Reus, acababa de fallecer, quemada en su hogar, una señora que encendía velas de noche porque no tenia dinero para pagar la luz. Los políticos, lo son por voluntad, y el cargo lleva consigo someterse a críticas. Los pobres no eligen ser indigentes, pero la indigencia también conlleva la posibilidad de morir del modo mas doloroso e indigno.

Reitero mi sentimiento de respeto al dolor de la familia.

Miguel Ángel Martínez Collado

24/11/2016