Matrimonios por razones de estado

El Aguijon
Fuente

Durante siglos, fueron muy usados por los imperios y monarquías absolutas, pero no parece que la reedición que de ellos se presenta por estas Españas que a cada minuto nos rompen el corazón, esté dando el resultado que on ellos se pretende.. Parece que lo que separan las urnas, no lo une el pacto.

Así por ejemplo, en Cataluña, y con separación de bienes, las nupcias contra natura entre la derecha nacionalista de toda la vida, y unos señores, pelín anarquistas, progres, pero pobres, nunca podía ser un matrimonio de cierta duración. Sólo podía durar hasta que los desalojos por la hipoteca, y la aprobación de presupuestos, los separe. Porque los novios, solo estaban unidos por la delgada línea de la independencia –escasamente consistente- y separados por todo lo demás. De modo que el divorcio es inminente y ambos han perdido la virginidad para nada.

Por tierras valencianas, con la novia ya pedida, ni siquiera dieron tiempo a la boda que unía a la izquierda ante el Senado para obtener como arras, un sustancioso número de escaños. El hermano mayor del novio, no solo se negó a ser padrino, sino que le hizo abortar al molt honorable. Claro que el hermano mayor del novio, puede entrar en enfermedad política Terminal después del 26-J, si es adelantado por la derecha y por la izquierda.

El propietario de la coleta mas famosa de nuestra península, nos anuncia su noviazgo –esta vez- con la socialdemocracia. Conocida su trayectoria polígama (chavista, centralista, transversal), ahora quiere quitarle la novia al partido socialista, que queda condenado a la soltería al menos por otros cuatro años, salvo que las urnas me desmientan, cosa que daría por bien empleada.

Rivera, se casa con cualquiera que no sea Pablo. Pablo se casa solo con Pedro- Mariano está encantado de ser marido en funciones y solo se va a la cama con Rivera y con Pedro, siempre que le dejen ser al tiempo marido y mujer, es decir, que solo está dispuesto a hacer el amor –político- consigo mismo.

Y los cerca de veinte millones de invitados a la boda, vamos a volver a hacer nuestro regalo a los novios, sin tener la seguridad, de que lo que las urnas aten en la tierra no será, una vez más, desatado en los pasillos del Congreso

¡Qué vivan los novios!

Miguel Ángel Martínez Collado

10/06/2016