El cambio que no nos otorgan

El Aguijon
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 Bien claro habíamos dejado el pasado día 20 de Diciembre, el menú político que queríamos los españoles. Un menú que pagamos entre todos. Un menú de diseño, de sabores distintos a los que hemos tragado durante tantos años. Pero la cocina del Congreso, sigue sin poner los fogones en marcha. Todos se empeñen en cocinar con receta única. Se besan, pero no se quieren. O lo que es peor. No nos quieren.

 Negociar, es renunciar a parte de tus propuestas, y ocupar esos espacios con otras que no sean antagónicas pero que que los sabores agrios se puedan mezclar con los dulces sin que nadie muera en el intento.

 Y no se negocia desde el pasado de las manos manchadas en cal viva. Ni siquiera con el presente de los ERES, los Bárcenas y las miradas atrás de la procedencia de las FAES. Y no se negocian puestos y acumulaciones de mando, antes de entrar en un programa que cubra la emergencia social de tantos españoles que vamos a dejar de creer en los políticos, porque dudamos que ellos hayan creído en el pueblo alguna vez.

 No se puede negociar desde el insulto, desde la descalificación, y desde las tertulias de televisión. Y no se negocia desde la hipoteca del partido que habiendo sido el más votado, tiene un líder absolutamente cuestionado tanto por el resto de partidos como por gran parte del suyo propio.. Quién no se enteró de lo que ocurría en su propia casa durante tantos años, tiene que marcharse y poner una cara nueva, preparada y sin pasado. Porque las tiene, y de gran talla.

 Tampoco dejan recorrido a otro partido que puede gobernar pero que atado por su vieja guardia pretoriana, dejan acotadas sus posibilidades de maniobra. Y esto mismo le ocurre a la otra izquierda, que está donde está por la suma de sensibilidades de sabores que no son del todo homogéneos. Hicieron promesas en todos los rincones, que luego no son asumibles y pasan la factura.

 Sólo pedimos un poco de cintura política; de ganas de cambiar cosas . Previsiblemente, unas nuevas elecciones, nos costarán doscientos millones de Euros y un resultado parecido al de hoy. Nos situaremos en el punto de partida, habremos perdido siete u ocho meses sin aportar soluciones de emergencia al pueblo y un dinero que cubriría un importante sector de escandalosa precariedad..

 Sonrían por favor. Relájense. Besen a propios y extraños. Pero por favor, lleguen a acuerdos de una puñetera vez. Acuerdos que solo miren al pueblo, que se olviden de los cargos propios, y piensen más en las cargas ajenas. Ajenas para ustedes, pero que son las propias de quienes les hemos dado el mandato de que se pongan a trabajar.

 Desde el Congreso, el pueblo, -nosotros- queda lejos. Pero si nos hacen ir a votar de nuevo, tendrán que acercarse , oír lo que pensamos, volver a las promesas. Y si se ganan a pulso que les demos la espalda, mal asunto será para todos. Para nosotros y para ustedes, que ahora que caigo en la cuenta, también forman parte –o deberían- del pueblo.

Ustedes mismos.

Miguel Ángel Martínez Collado

09/03/2016