Votar para que boten

El Aguijon
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Cautiva y desarmada, la cúpula del PP en nuestra Comunidad, y sobre todo en la capital del reino empieza a escribir la palabra fin, a una pesadilla, que validada con la democracia de nuestros votos, ha esquilmado nuestros bolsillos durante cerca de un cuarto de siglo. Es cierto que Nuestra Rita, aún no es la cantaora, y sigue sin traspasar el visillo de la ventana blindada con anti-imputación por los técnicos de seguridad de Génova, que la protegen en la comisión permanente del Senado.

Y no corren las aguas más limpias por el Manzanares que por el Turia. Con la diferencia de que la jefa de Madrid, da la cara y se marcha a casa, mientras la de Valencia deja a los suyos al desamparo de la justicia.

Lo grave, no es que ha estado al mando de la “banda” durante tantos años, porque de forma legítima la puso el que la votó. Lo inexplicablemente grave, seria que el mas grande de los casos de corrupción que jamás viviera un partido político, no sirviera para que demos a nuestro voto el valor que merece. Porque no estamos ante un caso de corrupción de personas, sino ante una corrupción de partido político. Y por encima de nuestras ideas, debemos anteponer nuestro bien personal, nuestra exigencia de que nuestro voto no se convierta en un cheque en blanco, que pagamos al precio que se nos pida. No se puede usar el voto en vano. Dar carta blanca a la indecencia, nos convierte en indecentes.

Lamentablemente, nos salen, de vez en cuando, personas corruptas en casi todos los partidos. Cuando esto ocurre, el partido tiene que tener la agilidad y la rapidez e apartar de sí a las manzanas podridas. Pero cuando la corrupción no toca a personas sino que invade a un partido –con la inmensa minoría, que diría Rafa Prats- de honrosas excepciones-, es mentalmente sano, enviarle al rincón de pensar. Sobre todo porque necesitamos que se recicle lo antes posible, que expíe sus culpas y vuelva con la prueba del algodón de su regeneración. Este partido es necesario para nuestra democracia, y representa las ideas de millones de votantes. No podemos, y no debemos, prescindir de él en nuestra democracia. Pero tenemos la obligación de revalorizar nuestro voto, rechazando tajantemente la corrupción, sin importar del lugar, del color político del que venga.

No tenga miedo quién no comparta mi reflexión: no voy a correr a nadie a bofetadas. Además, escribo esto que leen, en el día de San Valentín: “ te quiero Rita,te quiero coño. Y a ti Alfonso, y a Carlos. Sé fuerte Bárcenas..

Hay amores que matan.

 

Miguel Ángel Martínez Collado

15/02/2016